Cómo cuidar las sartenes antiadherentes

Cuidar las sartenes antiadherentes es muy sencillo. Siguiendo unas pocas pautas básicas sin salirse de ellas nos durarán mucho tiempo en buenas condiciones.

cómo cuidar las sartenes antiadherentes

Pautas básicas

    • lo primero y más básico, es leer las instrucciones del fabricante. Poca gente lo hace, pero el que mejor conoce su producto es el que lo fabrica, y a él es al que en un momento dado podemos reclamar la garantía si se estropean antes de tiempo, pero claro, primero tenemos que leer sus instrucciones de uso para saber cómo cuidar las sartenes que fabrican.


  • Hay que seguir las instrucciones de lavado. Hay sartenes que prohíben el uso del lavaplatos y obligan a ser lavadas siempre a mano. Otras marcas, en cambio, en la etiqueta avisan de que se pueden lavar a máquina. Yo por ejemplo nunca compro sartenes que no se puedan meter en el lavavajillas… y muy pocas veces las lavo a mano. Habiendo máquinas que nos hagan el trabajo, prefiero dedicar mi tiempo a otra cosa que a fregar sartenes sucias.

Antes del primer uso. Curar la sartén.

Lo primero que hay que saber, es que este tipo de sartenes no hace falta curarlas antes del primer uso como las de hierro. El recubrimiento es ya de por sí antiadherente. Por ello, cualquier curado clásico que podamos hacer, no protegerá ni aumentará estas propiedades y la sal, lejos de ayudar, lo más probable es que lo arañe y la estropee.

Sin embargo antes del primer uso, si conviene seguir los siguientes pasos:

  • Hay que lavar la sartén con agua caliente y jabón, con una esponja suave.
  • Se seca bien con un paño suave o una servilleta de papel
  • Calentar la sartén durante unos segundos
  •  Una vez templada, se aplica una capa fina de aceite de cocina por todo el interior de la sartén y se retira con un paño o un papel de cocina.
  • Este último paso hay que hacerlo de forma periódica para mantener el antiadherente en perfectas condiciones

Cómo cuidar las sartenes antiadherentes

  • Nunca poner a calentar la sartén estando vacía y evitar los excesos de temperatura que podría alcanzar si se pone a fuego fuerte.
  • Usar siempre las temperaturas mínimas según la receta. Preferentemente los fuego flojo, medio y medio-fuerte y dejar el más potente sólo para reducir líquidos.
  • No dejar una sartén vacía sobre una placa caliente, aunque esté apagada.
  • Hay que dejar que se enfríe sola, sin ponerla en agua para que se enfríe más rápido. Provocar estas diferencias bruscas de temperatura deforma el fondo difusor y estropea el antiadherente. El “truco” de pasar un hielo por la sartén caliente recién apartada del fuego, para lo único que sirve, es para arriesgarse a estropearla.
  • Por supuesto, NUNCA emplear utensilios metálicos para remover los alimentos que se están cocinando. NUNCA usar tenedores o cuchillos para cortar directamente nada en la sartén.
  • Emplear utensilios de madera, de fibra o de silicona que no arañen la superficie.

Qué hacer cuando empiecen a pegarse o se estropee el antiadherente

Si a pesar de todos nuestros esfuerzos por cuidar las sartenes antiadherentes éstas empiezan a pegarse, eso ya tiene mala solución.



Si es por desgaste del recubrimiento hay que aplicar una capa fina de aceite antes de ponerla a calentar. Hay que esperar a que esté caliente antes de poner la comida para que no se pegue.

Si es el antiadherente arañado o saltado habrá que descartar la sartén directamente.

El truco de recuperar la adherencia cubriendo la sartén con sal y recalentando, como dije un poco más arriba, en estos materiales no funciona. No es aconsejable en sartenes antiadherentes porque la misma sal puede arañar el recubrimiento y el calentamiento excesivo en seco, acabará de estropearlo.
Y eso es todo. Siguiendo estos consejos básicos estoy segura de que cuidar las sartenes antiadherentes te resultará mucho más sencillo.

¿Tienes alguna duda? Déjamela en un comentario.

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Abrazos de Pepa Tabero.

Cómo limpiar una olla quemada fácilmente

Pocas cosas hay que den más rabia que tener que limpiar una olla quemada. Es que se juntan dos cosas: la comida echada a perder, y el trabajazo de tener que limpiar lo que se ha pegado.

Olla pegada

Que no cunda el pánico, que todo tiene solución. Os voy a explicar cómo limpiarlo todo mientras preparamos un almuerzo alternativo.


Lo primero que vamos a hacer, es tirar la comida a la basura. Aquí no vale eso de “se puede aprovechar” porque si desde la otra punta de la cocina te llegó el pestazo a quemado, la comida de dentro de la cacerola no tiene mucho mejor olor. A no ser que sea “la única” opción (pero única de verdad, de “o te comes eso o te quedas sin comer”), lo mejor que puedes hacer es tirarla, aunque sea a costa de almorzar un bocadillo.

Sobre todo a las recetas de arroz o legumbres, se les nota muchísimo el sabor a pegado.

Vale. Tiramos todo lo que podemos, y nos quedará ya la olla con lo que tiene en la base quemado, que estará además bastante pegado. Eso también lo raspamos todo lo que podemos con un cucharón que no arañe.

Pues ahora ya sólo hay que cubrir todo lo pegado con agua. Que lo cubra y supere lo quemado un par de dedos. Un chorreón de Fairi de fregar a mano o un par de pulverizaciones con quitagrasa de cocina y de momento no vamos a hacer nada más. Ponle la tapadera para que se vea más recogido, apártala a un rincón de la encimera en el que no estorbe y sigue terminando de hacer la comida.

¿Es necesario utilizar algún producto especial para limpiar una olla quemada?

La respuesta es no. Cuando nos toca limpiar una olla quemada, el quitar la comida carbonizada de la base en realidad es simple cuestión de tiempo y remojo. No hace falta nada más. Es mucho más sencillo de lo que parece. Deja en este reposo un par de horas. Frota un poco con un cepillo de naylon de los de fregar y tira el agua y lo que se haya ido despegando. Enjuaga y pon agua limpia y otro poco de jabón o de quitagrasa. Ve haciendo esto cada dos o tres horas. Si hace falta, deja en remojo por la noche. Por la mañana, cuando ya sólo quede una capa fina negra o marrón pasa el estropajo normal con que la friegues habitualmente. Si la superficie de la olla quemada es de acero inoxidable o de aluminio, puedes darle con uno tipo nanas.



Y es que para limpiar una olla quemada, pueden haber muchos trucos (otro día hablaremos de ellos) pero hay que tener cuidado porque a veces resultan ser altamente tóxicos o malolientes (como esos que recomiendan hervir productos químicos) cuando simplemente con un remojo adecuado podemos devolver a las ollas el brillo de cuando eran nuevas, sin riesgo de tener un accidente o acabar estropeándola.

 

Y hasta aquí el consejo de hoy. Déjame un comentario cuando lo pruebes y me dices qué te parece.

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Besos de Pepa Tabero.

Cortar cebolla sin llorar

Picar o cortar cebolla sin llorar no es fácil, pero hay varios truquillos que ayudan. Aquí os traigo el que yo uso, porque después de probarlos casi todos he comprobado que es el que mejor me funciona y lo mejor, es que es muy sencillo.

Cortar cebolla sin llorar

Muchos de los trucos que circulan por la red para cortar cebolla sin llorar se prometen como infalibles pero son simples mitos. Sin embargo, hay algunos consejos que sí hacen disminuir mucho las lágrimas.



El único infalible es cortar la cebolla siempre bajo el agua. Bien mientras corre el agua del grifo, bien poniéndo la cebolla en una fuente llena de agua y cortándola manteniéndola completamente sumergida. De este modo los “vapores” que saltan de la cebolla se quedarán disueltos en el agua y no llegarán hasta nuestros ojos.

Como no siempre tendremos la oportunidad de meter la cebolla en agua para cortarla (a mi particularmente me parece mucho engorro, aparte del gasto de agua), voy a dar varios consejos que también funcionan bastante bien.

Es importante utilizar siempre un cuchillo perfectamente afilado. De hoja lisa. No utilices uno de sierra. Piensa que cuanto más afilado esté el cuchillo, más limpio será el corte y menos líquido salpicará, con lo que se reduce el riesgo de que se nos salten las lágrimas.

Otro punto interesante a tener en cuenta es que la cebolla debe estar lo más fría posible. Se llora menos en verano cuando las guardamos en el frigorífico, que en invierno que se quedan fuera en el verdulero. Si están fuera, mételas en el congelador un rato antes de cortarlas, para que se enfríen lo antes posible. Con una media hora es suficiente.

Procura cortar con los brazos un poco estirados. No lo hagas justo debajo de tu nariz. No hace falta ser un playmobil, pero intenta no encorvarte demasiado.

Según vayas cortando, ve volcando con la misma hoja del cuchillo los trozos en un plato alejado de tu cara en lugar de dejar que se amontonen sobre la tabla.

Importante: No te toques NUNCA los ojos con las manos mientras cortas cebolla. Si alguna vez lo hiciste sin darte cuenta, seguro que ya sabes por qué NO debes hacerlo. Si aún así se te olvida y te rozas, sécate los ojos con un paño de algodón limpio y ve al cuarto de baño. Allí lávate la cara con agua fresca y seca sin frotar los ojos con una toalla limpia. Pasará el escozor rápidamente.

Intenta que cuando te pongas a cortar cebolla, no llevar rimmel ni ningún otro cosmético que te pueda irritar los ojos. Muchas veces se nos caen más lágrimas por culpa del maquillaje, que por culpa de la cebolla.

Si todos estos consejos te parecen estupendos pero te la impresión de que son demasiados requerimientos para cortar una simple cebolla, prueba el truco rápido que yo tengo comprobado que mejor me funciona para cortar cebolla sin llorar y terminar en un momento:

Justo antes de ponerme a cortarla, me lavo las manos y bebo un poco de agua. El truco está en beber para hidratar por dentro y una vez hecho esto, hay que coger un buche grande, lo máximo que puedas, y mantenerlo en la boca sin tragarlo, todo el tiempo que estás cortando la cebolla mientras respiras con normalidad por la nariz. Como la cebolla descongestiona, aunque seas de las personas que respiramos normalmente por la boca, no suele haber problemas para hacerlo.



Cuando termines de cortarla toda, escupes todo lo que tienes en la boca, te la enjuagas y bebes un sorbo de agua.

Edito la entrada para añadir un último truco que me han comentado varias chicas en el grupo de Facebook (¡gracias!), y es que usar unas gafas de tipo piscina, también parece resultar muy efectivo para evitar las lágrimas.

Aunque yo lo había escuchado antes nunca lo he probado, porque me parece más incómodo. Eso de tener que andar poniéndome y quitándome las gafas cada vez que haya que cortar una cebolla me parece engorroso, pero oye, si funciona, ¡adelante con ellas! que lo importante es dejar de llorar.

Y bueno, hasta aquí llega mi consejo de hoy. ¿Y tú, qué trucos tienes para cortar la cebolla sin llorar? ¿Usas alguno de los que he puesto? Si lo haces, coméntame más abajo qué tal te van, y si usas otros, dime cuáles son y cómo de bien te funcionan. Te recomiendo también que le eches un vistazo a esta entrada, donde cuento cómo quitar el olor a ajos de las manos.

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Un abrazo de Pepa Tabero.

 

Cómo limpiar electrodomésticos de acero inoxidable

El acero inoxidable es un material fantástico, resistente y muy sencillo de limpiar. No se estropea, no se oxida y con unos cuidados mínimos se mantiene siempre nuevo. ¡A mí me encanta!


El único inconveniente que le veo, es que por mucho tratamiento anti huellas que digan los fabricantes que tiene la superficie del electrodoméstico, al final siempre se acaban marcándose las huellas de los dedos de modo que antes o después, nos tocará lidiar con esas marcas indeseadas. De cualquier modo, esto no es inconveniente para ponerlo en la cocina, porque es muy fácil de limpiar. Aquí te explico cómo:

Lo primero, es limpiar la superficie. Si está muy sucio, por ejemplo tiene salpicones resecos de grasa, como es lógico habrá que limpiar esos pegotes con un estropajo corriente que no raye o una bayeta. Como detergente usaremos un poco de jabón de platos o de la crema de limpiar la vitrocerámica (a mí me encanta el froggi de la vitro. Me parece un limpiador barato y buenísimo que deja estupenda casi cualquier superficie. Si tienes un tarro, con piedra verde el acero también queda ideal)



No hace falta nada más especial, pero sí es importante que la limpieza la hagamos frotando siempre EN LA DIRECCIÓN DE LA VETA. Es lo único que hay que tener en cuenta. Si la limpieza la hacemos con movimientos aleatorios frotando en cualquier dirección (a contra, en círculos…) será realmente complicado que quede bien y no se vean las marcas de las pasadas del paño.

Una vez limpio lo secamos con un paño, siguiendo también la dirección de la veta, tal y como hicimos al limpiarlo y ya está. No hay que hacer nada más.

Si simplemente tiene marcas de dedos y polvo, lo limpiaremos con el limpiador triple A (puedes verlo aquí) y una bayeta. Y secamos bien la superficie con un paño. El tripleA da un resultado excelente en el acero inoxidable.

Un apaño que puedes probar y que te sorprenderá seguro, es abrillantar con un poco de Ginebra. Resulta un limpiador bastante caro, pero si tienes alguna botella arrinconada con la que no sabes qué hacer porque no te gusta, no tiene salida porque no hay a quien regalársela y te da pena tirarla, puedes despejar el bar utilizándola para dejar las superficies de acero impecables.

Una vez limpio, conviene de vez en cuando dar una mano de alguna crema específica para limpieza de acero inoxidable, siempre siguiendo la dirección de la veta y las indicaciones del fabricante del producto. Estas cremas contienen ceras que crean una película sobre la superficie del acero y repelen las manchas. Generalmente son una pasta blanca que hay que extender con un paño o un papel de cocina hasta que desaparezca. Lo bueno que tienen, es que no hace falta aplicarlas cada vez que se limpie.

Hay quien sustituye la crema específica por una capa fina de parafina o simplemente aplica aceite de cocina y luego seca bien con un paño.  Eso ya es cuestión de gustos y costumbres, pero si se aplica un abrillantador casero de este tipo, conviene hacerlo cada vez que se limpie porque esto no repele las marcas de los dedos.

Y esto esto es todo por hoy.

Espero que te hayan gustado mis truquillos ¿Tú tienes superficies de acero inoxidable en casa?

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Abrazos de Pepa Tabero.

Cómo quitar el olor a ajo de las manos

Y menudo olor que dejan ¿verdad? Es tremendo, picas un par de dientes de ajo para un guiso, y te están oliendo las manos todo el día, y no hay forma, por mucho que te las laves, de hacer desaparecer el olor a ajo. Pero sí que existen fórmulas para quitar el olor a ajo de las manos.


El motivo del fuerte olor es porque el ajo es un alimento que tiene en su composición muchos compuestos sulfurados que huelen muy fuerte, y el olor a ajo se nos mete dentro de los poros de la piel.


Tiene muchas propiedades beneficiosas para la salud, y es un producto básico de la dieta mediterránea pero cada vez se utiliza menos por culpa de su fuerte olor.

 

¿Podemos evitar el olor a ajo de las manos cuando cocinamos con ellos?

Para evitar que nuestras manos cojan ese olor a ajo tan persistente, últimamente se han puesto de moda distintas formas de pelarlos que nos evitan el contacto. Desde los cilindros pelaajos de goma flexible, al bote de conserva que hay que agitar con fuerza para que con el movimiento la piel se desprenda del diente y no haya que tocarla con las manos.

Cualquiera de estas dos formas es efectiva, pero si somos más tradicionales y los pelamos a mano (como yo), el modo de quitar el olor a ajo de las manos y los dedos es muy simple también:

Mientras se pelan, hay que procurar no frotar los dedos contra el diente de ajo.Se sujeta bien para que no resbale, se pela y se corta como sea necesario, pero sin frotarlo y sin frotarnos las manos una contra otra o secarnos las manos con un paño mientras lo hacemos. Una vez todos los ajos preparados, hay que abrir el grifo del agua fría (preferible con la salida del agua en forma de ducha) y sin tocar nada más, meter las manos de modo que el agua resbale por los dedos. No hay que frotarse las manos. Simplemente se deja deslizar el agua a presión.

Como no hemos frotado, los vapores y el zumo del ajo no han llegado a penetrar en nuestra piel, y el agua los arrastra fácilmente hacia el desagüe. Es así de simple.

Después de comprobar que efectivamente hemos conseguido quitar el olor a ajo de las manos, te las puedes lavar con un poco de jabón y secarlas normalmente con una toalla.
Y ya está. Eso es todo. Simple ¿verdad? Pruébalo y me cuentas.

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Un abrazo de Pepa Tabero.

Cómo conservar la fruta cortada sin que se oxide

Conservar la fruta cortada sin que se oxide. Es un clásico. En cuanto empieza el buen tiempo, empezamos a alargar las salidas al parque, aumentamos las excursiones y escapadas al campo y pasamos cada vez más tiempo fuera de casa.

Para estas situaciones, muchas veces nos viene bien llevarnos cosillas para picotear por si nos entra hambre, y ¿qué mejor que algo de fruta? Y ya si es lavada, pelada y cortada, mucho mejor ¿a que sí?

Conservar la fruta cortada sin que se oxide
Este truquillo viene también genial para todas esas familias con nenes a los que en el colegio les hacen seguir un cuadrante de desayunos y meriendas saludables en los que cada día de la semana pautan lo que tienen que llevar, porque seguro que en esa lista, hay al menos un “día de la fruta”



En las salidas al campo o al parque, el llevar la fruta lista para comer no nos preocupa demasiado porque estamos ahí para controlar el grado de oxidación, pero cuando se trata de meter en la mochila escolar la fiambrera, el asunto se complica porque pocos niños hay que se coman tan tranquilos una manzana, un plátano o una pera con los trocitos ennegrecidos después de que les dio el aire y se pusieron feos.

Para paliar esto hay varias cosillas muy sencillas que podemos hacer:

– En primer lugar, es muy importante el recipiente. Debemos buscar una fiambrera con cierre hermético.

– Después, podemos rociar con un poco de zumo de limón una vez colocada la fruta en la fiambrera. Esto ayuda a mantenerla blanca porque la acidez del limón neutraliza los agentes que la oscurecen.

Y por último lo que más me gusta a mi (y aquí viene el truco infalible):

– Hay que mojar una servilleta de papel en agua, y con ella envolver la fruta antes de meterla en la fiambrera y cerrarla. De este modo cuando vayan a comerla, sólo será necesario retirar el papel humedecido y los pedazos estarán tan frescos como recién cortados.

Esto es así porque el papel al estar húmedo hace barrera protectora, evitando así que el poco aire que pudiese haber quedado en la fiambrera reseque lo que hayamos puesto dentro y lo oxide (aunque sea mínimamente)
Y ya está. Hasta aquí llegaron los consejos de hoy sobre cómo mantener la fruta fresca aunque esté cortada.

Y aquí te dejo un video que he hecho para que veáis lo sencillo que es, espero que te guste:

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Un abrazo de Pepa Tabero.