Pues eso, que me he dado cuenta de que tengo mil cacharritos en la cocina, pequeños electrodomésticos que me hacen la vida más cómoda, y se me ha ocurrido compartir mi opinión sobre ellos, lo que esperaba que hicieran cuando los compré, lo que hago con ellos realmente una vez pasado el antojo, sus ventajas, lo que en mi opinión podría ser mejorable…
En fin, un poco de mi experiencia, con la idea de que todas las que somos un poco locas de los juguetitos de cocina, al punto de que vemos “un algo-lo que sea” en un folleto de propaganda y no podemos pasar la página, podamos parar un momento a reflexionar sobre si realmente nos merece la pena la inversión o sería mejor pasar de largo…
Reconozco que va a ser algo muy parcial, y que habrá muchas lagunas, porque claro, yo voy a hablar de lo que tengo y de lo que he tenido en algún momento. Hay mil cacharritos divinos que no he llegado nunca a comprar porque mi sentido común logró imponerse… Y si he sobrevivido sin ellos, a lo mejor es porque al final, parece que no eran tan, tan, tan imprescindibles 😉